Factores de la cadena de suministro, decisiones de inversión y cómo el nuevo gobierno desempeñará un papel clave en la manufactura en el futuro cercano.
Muchas industrias estudiarán cómo recuperarse de los problemas relacionados con la COVID-19 durante la mayor parte de 2021. Si bien la industria manufacturera se ha visto indudablemente afectada por la pandemia, la fuerza laboral se ha reducido drásticamente y se prevé que la tasa de crecimiento del PIB de la industria manufacturera disminuya un -5,4 % en 2021, aún hay motivos para mantener el optimismo. Por ejemplo, las interrupciones en la cadena de suministro pueden ser muy beneficiosas; estas interrupciones obligan a los fabricantes a aumentar la eficiencia.
Históricamente, la industria manufacturera estadounidense ha invertido fuertemente en tecnología, la mayoría de la cual está orientada a la automatización. Desde la década de 1960, el número de trabajadores en la industria manufacturera ha disminuido aproximadamente un tercio. Sin embargo, debido al envejecimiento de la población y al surgimiento de puestos que requieren adaptarse a los desafíos tecnológicos, es posible que en 2021 se produzca un movimiento global de inversión laboral.
Aunque la transformación es inminente, el entusiasmo de los ejecutivos corporativos es innegable. Según una encuesta reciente de Deloitte, el 63 % se muestra algo o muy optimista sobre las perspectivas para este año. Analicemos los aspectos específicos de la manufactura que cambiarán en 2021.
A medida que la pandemia continúa interrumpiendo la cadena de suministro, los fabricantes tendrán que reevaluar su presencia global en la producción. Esto podría llevar a un mayor énfasis en el abastecimiento local. Por ejemplo, China produce actualmente el 48 % del acero mundial, pero esta situación podría cambiar a medida que más países buscan abastecerse más cerca de su territorio.
De hecho, un estudio reciente muestra que el 33% de los líderes de la cadena de suministro trasladan parte de su negocio fuera de China o planean trasladarlo en los próximos dos o tres años.
Estados Unidos cuenta con algunos recursos naturales de acero, y algunos fabricantes buscan trasladar la producción más cerca de estas minas. Este movimiento podría no convertirse en una tendencia internacional, ni siquiera nacional, pero dado que la consistencia de la cadena de suministro es cuestionable y los metales son más difíciles de transportar que los bienes de consumo, algunos fabricantes deben considerarlo.
Los fabricantes también están respondiendo a las cambiantes demandas del mercado, lo que podría requerir la recalibración de las redes de suministro. La COVID-19 ha puesto las necesidades de comunicación dentro de la cadena de suministro en el punto de mira. Es posible que los fabricantes tengan que buscar proveedores alternativos o acordar procesos diferentes con los proveedores existentes para garantizar una entrega fluida. Las redes de suministro digitales serán la base para ello: mediante actualizaciones en tiempo real, pueden aportar una transparencia sin precedentes incluso en condiciones caóticas.
Como se mencionó anteriormente, la industria manufacturera siempre ha otorgado gran importancia a la inversión en tecnología. Sin embargo, cabe esperar que en los próximos cinco a diez años, la proporción de fondos invertidos en formación laboral aumente cada vez más. A medida que la fuerza laboral envejece, existe una gran presión para cubrir puestos vacantes. Esto significa que los trabajadores altamente cualificados son muy valiosos: las fábricas no solo deben retener a sus empleados, sino también capacitarlos adecuadamente para adaptarse a los cambios tecnológicos.
El paradigma más reciente de capacitación laboral se centra en financiar a los empleados que regresan a la escuela para obtener un título. Sin embargo, estos programas benefician principalmente a ingenieros sénior o a quienes desean acceder a puestos directivos, mientras que quienes están más cerca de la planta de producción carecen de oportunidades para mejorar sus conocimientos y habilidades.
Cada vez más fabricantes son conscientes de la existencia de esta brecha. Ahora, la gente es cada vez más consciente de la necesidad de capacitar a quienes trabajan más cerca de la planta de producción. Se espera que el modelo para establecer un plan interno y de certificación para los trabajadores de planta de producción siga desarrollándose.
El fin de la presidencia de Donald Trump afectará sin duda la posición global de Estados Unidos, ya que la nueva administración implementará numerosos cambios en la política nacional e internacional. Un tema recurrente del presidente Joe Biden durante la campaña es la necesidad de seguir los principios científicos y convertirse en un país más sostenible, por lo que cabe esperar que el objetivo de sostenibilidad tenga un impacto en la industria manufacturera en 2021.
El gobierno tiende a imponer directamente sus requisitos de sostenibilidad, lo cual resulta ofensivo para los fabricantes, que lo consideran un lujo. Desarrollar incentivos operativos, como la mejora de la eficiencia, puede brindar a las empresas mejores razones para considerar la sostenibilidad como un beneficio y no como un requisito costoso.
Los acontecimientos posteriores al brote de COVID-19 demostraron la rapidez con la que la industria puede paralizarse, ya que esta interrupción provocó una caída interanual del 16 % en la productividad y la utilización, lo cual es alarmante. Este año, el éxito de los fabricantes dependerá en gran medida de su capacidad de recuperación en las zonas donde la recesión económica es más grave; para algunos, puede ser una solución a un difícil desafío en la cadena de suministro; para otros, puede ser la solución para apoyar a una fuerza laboral gravemente reducida.
Hora de publicación: 02-sep-2021